domingo, 14 de febrero de 2010

ARLEQUÍN


Intenté sonreir sin llorar
pero cada vez que una comisura de mis labios se alzaba
una indiscreta lágrima recorría dulcemente mi mejilla.
De tantas lágrimas derramadas
se ha hecho un surco en mi mejilla.
Un surco oscuro, negro...
No puedo borrarlo,
no puedo borrar la marca que la tristeza ha dejado grabada en mi cara,
al igual que no se puede borrar la herida que la espada creó en el pecho.
O si..?